jueves, 31 de mayo de 2012

Microrrelato: 'Voluntad en grano'

Café: "el olor de todas las mañanas en la civilización"
Por Luis Rivas (@RivasMacondo)

Se agitó, remoloneó entre el abanico de sábanas y se despertó antes de lo dispuesto. Carraspeó, tosió y sorbió sus mocos. Desactivó la cuenta atrás para la alarma amartillada para un tiempo que anoche era condicional y hoy ya no era. Se rascó la nariz y los ojos y se puso en pie. Pataleó a oscuras para desprenderse los calzoncillos. Orinó y se zambulló en una ducha tranquila y vaporosa, confiado en el tiempo ganado al sueño y a las manecillas del reloj. Encendió la cafetera y aspiró el olor de todas las mañanas en la civilización. Pensó en aprovechar el impulso del insomnio para formalizar un trámite burocrático pendiente antes del trabajo. Sopló al interior de la taza. En la oficina adelantará un compromiso. Sorbió el café. A la hora de comer, tomará un bocadillo con celeridad mientras elige y compra el regalo de cumpleaños de Ángela. Bebió. Al regresar a casa, ordenará la biblioteca y limpiará el polvo de los estantes, pero antes se hará con una gamuza en la tienda de ultramarinos del barrio. Lavó la ebúrnea taza y se cepilló los dientes, de porcelana todos. Se enfundó la chaqueta y cerró la puerta de forma automática con cuatro giros de muñeca. Cuando tomó el ascensor, recordó que Ángela había agotado el café y que sólo quedaba descafeinado.