miércoles, 26 de junio de 2013

Como música para tus ojos


Cuando leemos en voz baja, todos escuchamos en nuestra cabeza una voz que nos habla. Para decepción de los psicólogos, no se trata de un desorden de la mente, sino de ese narrador personal e intransferible de cada uno que nos cuenta la historia de una forma silenciosa pero que retumba en nuestro cerebro. No suena exactamente como nuestras cuerdas vocales; ni siquiera sabríamos describir esa voz. Es algo tan indeterminado como real.

Lo que supone un gran aliado para los lectores, ese padre o esa madre que siempre está dispuesta a contarle un cuento a su pequeño, no lo es tanto para el escritor. El sonido de la conciencia revela, al hacer audible el texto, ciertas torpezas de los autores descuidados. Por eso es imprescindible que el creador lea en voz alta su propio escrito antes de darlo por finalizado.

Un repaso audible detecta errores comunes como rimas indeseadas (frases del estilo "tenía tanta ilusiÓN por verla que se le salía el corazÓN"), palabras que se repiten y que dejan una sensación de pobreza en el texto, así como frases demasiado largas. Tampoco debemos permitir que esa voz interna se ahogue evitando tejer laberintos de coordinadas y subordinadas. En este sentido, resulta vital una correcta puntuación (colocación de las comas, puntos y comas, etc.).

La repetición de sonidos queda prescrita para la poesía, pero en prosa interrumpen el fluir de las palabras, especialmente si, como en el ejemplo, se da con vocablos agudos. Es como si estos sonidos quisieran llamar la atención y, con sus golpes de tambor, despistaran a los lectores de lo verdaderamente importante: la historia.

Un ejemplo extremo: para apreciar la musicalidad de las palabras y la capacidad que tienen de reverberar en nuestras cabezas, os adjunto el audio del poema 'Canto Negro', del cubano Nicolás Guillén, recitado por él mismo.





PD: Con este vídeo inauguro mi canal de Youtube. En él pondré entrevistas, testimonios y documentales de varios escritores dando consejos de viva voz. Suscríbete: